sábado, 19 de marzo de 2016

Educación para y en el “trabajo”

Recuerdo mis épocas de adolescencia y juventud cuando los domingos la familia en pleno, incluida la abuela, nos dedicábamos a arreglar el jardín de la casa familiar. Sí, después de un rico desayuno, todos salíamos a “trabajar” en el jardín. Organizados en parejas cada uno tenía una responsabilidad y una tarea: desde las más sencillas como recoger la maleza y otras más complejas como podar o sembrar.

La organización era muy sencilla. Mama era la arquitecta que diseñaba el jardín. Papa sabía cómo hacerlo e inmediatamente nos poníamos a trabajar. Siempre en pares: planificábamos las tareas, teníamos una responsabilidad, elegíamos actividades y estrategias, teníamos metas claras, desarrollábamos cada vez más destrezas, mejorábamos nuestros métodos, trabajábamos en equipo y al final la satisfacción de la obra finalizada. Es decir el logro y la recompensa un delicioso almuerzo. Sin duda un excelente espacio de aprendizaje.

Educación por (mediante) el trabajo  es una forma efectiva de educar según C. Freinet[1].  Entendámonos se trata de educar mediante el trabajo y no de que los niños y adolescentes trabajen. En el sentido estricto del término.

La educación que es instructiva donde se prioriza el ver, oír y registrar en el terreno más o menos abstracto  de los temas a aprender;  donde en muchos casos se obliga a los alumnos a “sufrir” y soportar materias y temas por los que no sienten ninguna inclinación y con ello empujarlos a la pasividad y una incapacidad para actuar. La escuela no es un lugar de diversión, tampoco debe ser de sufrimiento.

Lo que seguramente distingue a un emprendedor es que hace que las cosas pasen. Por lo tanto la capacidad de actuar, de hacer, que desarrollemos en nuestros educandos es fundamental. Para ello debemos utilizar métodos activos y colaborativos de aprendizaje - enseñanza. La vivencia o, en educación; un ejercicio estructurado de aprendizaje, permite identificar comportamientos, habilidades y destrezas en nuestros educandos.

Las ventajas son evidentes. Permite que se tome decisiones, se asuman y calculen riesgos, se fijen metas, se asuman compromisos, se busquen resultados óptimos, se hagan alianzas, seamos perseverantes y se busque resultados óptimos. Si lo logramos la satisfacción es evidente y, sino, la frustración es manifiesta. Allí es la oportunidad para desarrollar habilidades emociónales tan importantes en el emprendimiento como el manejo de la frustración, la perseverancia, la paciencia y la prudencia.



[1] C. Freinet. La educación por el trabajo. FCE. México, 2006.

1 comentario:

  1. Las habilidades los iniciamos en las tareas cotidianas del hogar con la ayuda de nuestros padres y eso es reconfurtante

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